El sexo entre nuestras orejas no entre nuestras piernas

Cómo practicar sexo con tu cerebro. III Parte

  • Nuestra mente debe ser una pantalla en blanco para llenarla de sensaciones, imágenes y sentimientos eróticos

En los anteriores artículos, hemos ido respondiendo a la pregunta: ¿cómo tu hemisferio cerebral derecho, puede trabajar a favor de tu vida sexual? Hemos mencionado que es necesario trabajar sobre  tres procesos: el cambio, las transiciones y la concentración (Carol G. Wells). Después de haber explicado el cambio y las transiciones, explicaremos cuán importante es la concentración para poder disfrutar al máximo nuestras relaciones sexuales. Quizás hayáis escuchado esa coloquial expresión que dice: “el sexo se encuentra entre nuestras orejas  y no entre nuestras piernas”, pues es cierta. Disfrutar del sexo, requiere que nuestra mente sea como una pantalla en blanco que podamos ir llenando con sensaciones, imágenes y sentimientos eróticos, para poder hacer esto, hemos de dejar fluir nuestro cerebro, sin bloquearlo con creencias, pensamientos, recuerdos o valores que nos distraigan del momento y nos hagan evadirnos. Sin embargo, en ocasiones no lo conseguimos, porque las riñas de pareja, algunos complejos, valores morales relacionados con la sociedad en la que vivimos y las transmisiones familiares, así como ideas erróneas acerca del amor, la sexualidad y las relaciones de pareja, hacen que estos se disparen durante nuestros encuentros sexuales. Cuando somos capaces de centrar nuestra atención en la multitud de estímulos eróticos que se dan durante un encuentro sexual, las sensaciones se magnifican, llevándonos a un estado de abandono que nos permite disfrutar al máximo de estos placeres. Como hemos visto con anterioridad, cuantos más sentidos se hallen implicados en lo que estemos haciendo, más fácil será que esto ocurra. Para lograrlo es necesario que descubramos dónde se encuentran nuestros bloqueos: culpabilidad, vergüenza, falta de estimulación con besos, caricias, palabras o imágenes; luchas de poder, complejos físicos, problemas de autoestima, miedo ante la ejecución sexual, conflictos en la relación de pareja…

Concentración para el placer Una vez identificados, podemos intentar alejarnos de estos recuperando nuestro estado de concentración, para ello, como en trucos anteriores, pondremos en marcha todo un arsenal de estrategias sensoriales, que incluirán:

  • Centrarnos en aquellas imágenes que nos resulten atractivas del encuentro que se esté produciendo.
  • Usar esencias que nos satisfagan o incluso que, por diversos motivos, nos recuerden experiencias eróticas o aumenten nuestra excitación.
  • Recurrir a las caricias con diferentes partes del cuerpo, la lengua, los besos,  plumas, masajeadores… Sé consciente de las sensaciones que experimentas tanto en tus genitales, como el resto del cuerpo, así como el calor, la fricción, las cosquillas, etc.
  • Incluir sabores que nos gusten en los diferentes juegos que se nos ocurran.
  • Decir a la pareja y escuchar estímulos eróticos, gemir más fuerte o más rápido.
  • Usa tu imaginación y déjala fluir hacia escenas placenteras.

En definitiva, emplea cualquier recurso que haga volver a tomar contacto con lo erótico del momento que estás viendo. Aún así cuando intentes retomar tu concentración, pueden surgir algunos inconvenientes, ya que ésta no es constante, sino que va fluctuando. En estos casos es recomendable que no intentes luchar contra las distracciones, sino, una vez siendo consciente de ellas, dejarlas pasar. Deja que tus pensamientos aparezcan y desaparezcan solos. No les des importancia, cuando lleguen, intenta recuperar ese olor, sabor, imagen, sonido, sensación  o escena que hayas elegido. Como todos los consejos mencionados en artículos anteriores, ser capaz de dirigir tu atención libremente, requiere práctica; ¿a qué estás esperando? Busca el momento propicio y ¡¡A DISFRUTAR!! ¿Tienes algún truco propio que quieras compartir con nosotras y con nosotros?

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