Cómo practicar sexo con el cerebro

Primera parte

Si coges una imagen que represente el cerebro, verás que en su forma se parece a una nuez por sus rugosidades (giros o circunvoluciones), sus surcos o hendiduras y porque parece estar dividido en dos mitades, que se llaman: hemisferio cerebral izquierdo y hemisferio cerebral derecho.

Ambos hemisferios tienen funciones diferentes aunque relacionadas. Para simplificar, se suele decir que el izquierdo es el de: la razón, el intelecto y los sentidos; mientras que el derecho es responsable de: la emoción, la creatividad y la espiritualidad. El hemisferio derecho se asocia también a la pasión, porque su uso nos pone en contacto con nuestro ser intuitivo y explorador. Pero, ¿cómo tu hemisferio cerebral derecho, puede trabajar a favor de tu vida sexual? La respuesta es, practicando tres procesos: el cambio, las transiciones y la concentración. En este artículo vamos a trabajar el primer proceso: el cambio. Puedes empezar cambiando pequeñas cosas en tu vida cotidiana, para ir entrenando: la ruta hacia el trabajo, hacia el colegio, de vuelta a casa, el orden de las rutinas de la mañana… Si quieres centrarte directamente en tu vida sexual, debes realizar previamente la siguiente tarea:

  1. Responde a la pregunta: ¿qué deseo cambiar o mejorar?
  2. Transforma la respuesta en cambios concretos: obtener más caricias y besos al inicio del encuentro sexual, practicar nuevas posturas, introducir nuevas prácticas (por ejemplo: sexo oral, masturbación del clítoris, la vagina y/o el ano, sexo anal, uso de juguetes sexuales y qué tipo…), más sensualidad o conductas de juego y seducción durante el día…
  3. Ocúpate de un solo objetivo a la vez. Después de haber concretado lo que deseas cambiar, establece un orden de prioridades, que puede estar basado en: dar pasos progresivos, realizar primero lo que más te entusiasma o atrae, resolver una curiosidad o una necesidad...
  4. Practica el cambio que has elegido realizar.
  5. Motívate. Evita decirte que lo que haces te parece estúpido o ridículo y concéntrate, por ejemplo en: las sensaciones positivas que sientes, una autoimagen de mayor sensualidad, etc.
  6. Sé paciente si ves que no lo consigues a la primera y mantén una imagen positiva de ti mismo o de ti  misma y valórate por haber iniciado el proceso. No te desmoralices frente a las dificultades que encuentres.

Un buen inicio puede ser, visualizarte como una persona muy sensual, lasciva y erótica. Esta puede ser una imagen de ti misma o de ti mismo, que actúe como motivadora y facilite los cambios que te hayas propuesto, porque las visualizaciones se quedan grabadas en nuestro cerebro y si se repiten, se van interiorizando como verdaderas.  

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