Dibujar el mapa erótico de tu cuerpo

CÓMO PRACTICAR SEXO CON TU CEREBRO DERECHO II Parte

  • Mejorar la receptividad de tus sentidos ampliará tu capacidad de sentir placer
  • La literatura erótica es uno de los mejores elementos para añadir a tu lista

En el artículo anterior, hablamos sobre cómo tu hemisferio cerebral derecho, puede trabajar a favor de tu vida sexual, mencionando la importancia de tres procesos: el cambio, las transiciones y la concentración (Carol G. Wells). En aquel momento, tratamos el cambio y ahora te explicaré en qué consisten las transiciones. Mejorar la receptividad de tus sentidos amplificará tu capacidad de sentir placer, permitiéndote disfrutar de sensaciones más intensas y expansivas.  Esto ocurre, porque estarás más presente y atenta/o a lo que te está ocurriendo en ese momento, sin interferencias, pudiendo percibir e interpretar además las sensaciones que puede estar experimentado la otra persona (si estás practicando sexo en compañía),  así como prever lo que ambos/as desean y necesitan tanto afectiva, como sexualmente. La transición es el proceso en el que se pasa de una mayor actividad del hemisferio izquierdo, centrado en las tareas y las obligaciones diarias, a un estado actitudinal más relajado y expansivo, propio del hemisferio derecho (Carol G. Wells). Recuerda cuántas veces te has llevado los problemas del trabajo o académicos a casa y eso te impide relajarte e incluso conciliar el sueño muchas veces. Para lograr este estado, es necesario que centres tu atención en tus sentidos. Esta tarea es muy personal, porque cada uno y cada una tienen sus propias preferencias sensitivas. Por ejemplo, hay personas a las que los masajes les aburren o les relajan hasta el punto de quedarse dormidas, a otras les resultan desagradables porque les producen cosquillas, otras sienten mucho placer al experimentar cómo esas sensaciones se van expandiendo por todo su cuerpo, hasta el punto de llegar a excitarse…

Haz una lista de qué experiencias están más en contacto con tus sentidos

Debes invertir tiempo en buscar cuáles son para ti las experiencias que te permiten estar en contacto con tus sentidos y hacer una pequeña lista que le puedes enseñar a tu pareja, si la tienes, para ver en cuáles coinciden y pueden compartir. Hacer actividades que te permitan reírte o sentirte alegre, suele tener un efecto de transición muy rápido. Por otro lado, las actividades en la naturaleza o en la calle, te permitirán ir haciéndote  consciente de los distintos sonidos, olores, imágenes e incluso sabores. Un simple baño con agua templada, acompañado de caricias o caminar bajo el agua fresca de la lluvia, podrían ser otros elementos a añadir a tu lista. Ver películas, escuchar o leer historias eróticas, también pueden tenerse en cuenta, porque además suelen actuar como impulso para desarrollar tu capacidad imaginativa y creativa al generar tus propias fantasías. Guía práctica de cómo ponerte en contacto con tus sentidos

  1. Si practicas sexo en solitario, puedes utilizar ropa y lencería que te haga sentir una persona sensual, siente cómo te la vas quitando poco a poco, incluso puedes hacerlo ante un espejo, siente el roce de la ropa con tu piel; ¿qué sientes al sacártela más rápido o más lento? También puedes grabarte con una webcam y verte mientras lo haces o en otro momento. Si estás en compañía puedes disfrutar quitándole la ropa a tu compañero/a e intentando ver sus gestos para interpretar cómo se siente. Prueba a jugar con las prendas antes de quitarlas del todo: finge que la vas a quitar y no lo hagas, usa la boca, etc. También puedes disfrutar observando tus sensuales movimientos o los de la otra persona.
  2. Una vez desnudo/a, o con poca ropa encima, puedes empezar a acariciarte por diferentes zonas del cuerpo, se trata de juegues y experimentes, incluso de que te rías si te apetece. Según J.Y. Desjardins y C. Crépault, existen cuatro formas de tocar: palpar, rozar, acariciar y amasar; que implican diferentes grados de acercamiento emocional y sexual, de intensidad y de presión. Intenta probarlas todas en las diferentes zonas de tu cuerpo y concentrarte en tus sensaciones y emociones, para cada forma de hacerlo y en cada lugar. De este modo, serás capaz de reconocer el mapa erótico de tu cuerpo, que es algo personal y único. Si estás en compañía, pueden alternarse haciéndoselo uno/a al otro/a cada vez; es recomendable dar algunas indicaciones para que se vayan conociendo, así como hacer sonidos sensuales de agrado que añadan más erotismo a la vivencia. Si sientes desagrado, puedes llevar cuidadosamente sus manos hacia otro lugar que te guste más o cogérselas e indicarle que cambie la forma, el ritmo o la intensidad del toque. Puedes introducir ingredientes nuevos como una pluma para acariciar, un antifaz para que tu pareja no vea lo que le haces y se concentre en el sentido del tacto, aceites de masaje afrodisiacos, etc.
  3. Siguiendo el ejemplo anterior, puedes añadir variantes como: caricias con los labios o la lengua (siente su tacto, su suavidad, su calor, la respiración al acercarse, la humedad...), las uñas, los dientes, el pelo, con distintas zonas del cuerpo…; incluso con las pestañas.
  4.  Para estimular el sentido del oído, puedes poner música que te inspire o te resulte erótica por algún motivo; en muchas ocasiones, la música evoca recuerdos y también favorece la imaginación de escenas. También puedes decir obscenidades, si te gusta hacerlo, o pedir que te las diga. En general gemir o hacer sonidos que inviten a continuar con la estimulación o a centrarnos en el placer que estamos sintiendo, carga de erotismo y sensualidad el ambiente.
  5. Respecto al olfato, procura que el lugar en el que estés tenga un olor agradable para ti, para ello puedes usar esencias, incienso, velas o simplemente puede gustarte el “olor a limpio” o que tenga tu olor personal o el de la otra persona (si la hubiera). Ponte el perfume que tanto te gusta y pídele al otro o la otra que se ponga también el que te gusta oler en él o ella. También puedes experimentar con tu propio olor personal, huele las diferentes partes de tu cuerpo que tu flexibilidad permita, las otras puedes tocarlas con tus manos y luego olerlas. Atrévete a descubrir el olor y el sabor de tus genitales si aún no lo has hecho. Puedes hacer lo mismo con el cuerpo de la otra persona, si estás en compañía.
  6. Igual que con el olor, atrévete a saborearte y a saborear al otro o la otra. Puedes añadir al juego: lubricantes o productos con sabores, nata, chocolate, fruta,  vainilla…lo que se te ocurra y la otra persona disfrute también.

 ¿Se te ocurre alguna propuesta más para hacernos?    

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